miércoles, 3 de septiembre de 2008

Presión antibacterial

Hoy amanecí harta.

Cansada de levantarme a la misma hora, bajo la misma sábana y desayunar junto al mismo señor que es mi padre. Esa rutina de levantarse y caminar sin otro objetivo que devolverle el alma al reloj checador con su 'acceso correcto' me está devolviendo el hartazgo.

Siempre puedo renunciar e irme a Chiapas a vender artesanías en las esquinas. O agarrar la bici y manejar sin rumbo fijo hasta que se me acaben las fuerzas.

En relidad busco una causa: ¿Que el mundo se acaba? ¡ala! ¡a limpiar, descontaminar y comer comida orgánica! ¿Que hay muchos niños callejeros vendiendo chicles en las calles? ¡vamos! a rescatar nuestros presentes vagabundos! ¿Que la delincuencia atesta nuestra vida? !Más deporte, menos televisa y muchos libros! ¡Protestas!, ¡marchas!, ¡acción!, ¡movimiento!, a acoger perros hambrientos, a exigir que bajen de precio la canasta básica, que haya más playas públicas, menos atracos y más conciertos...

Un poco de acción desbloquearía mis dedos. Se que este primer intento fue una porquería. Pero realmente no esperaba lo contrario. ¡Estoy harta!

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