jueves, 4 de septiembre de 2008

Como papas.

Hoy amanecí con las cejas de la Doña.

Así, negras, arquedas y con pose de pocos amigos. Eso me pasa por querer ingresar a las modas actuales de 'planchado de ceja'. Planchada está mi autoestima, luego de que por la mañana, ante el primer impacto visual, mi jefe abriera de más los ojos y me lanzara en vilo un comentario extraño, desatinado, como de esos de los que balbuceas cuando no sabes qué decir, ni qué hacer, ante un hórrido escenario.

Espero que el tic tac del reloj avance lo menos desguanzado posible y presuroso y hambriento se coma el tiempo del reloj de la PC y al filo de las 7:00 PM, que es la hora en que tiro las cadenas y coloco la huella digital en mi verdugo-reloj-checador, mis cejas crezcan como trigales libres al viento y sean las mismitas de ayer: revueltas, rebeldes, como un país superpoblado en el que la anarquía mueve al viento a esos seres diminutos y oscuros de un lado para otro, sin ton ni son, y hacen que ellas, auténticas, parezcan una foto en 3D.

Mi amiga, a quien a partir de hoy llamaremos 'Rodo' pasará por mí para ir a comer a su casa.Realmente no quiero ver la luz del sol. Planeé un par de artimañanas que ahora prosigo a detallar:

1.-Simple y llano: Ocultar el pecado aplastado y oscuro tras una cortina de papel encerado. Una bolsa del tamaño de mi cabeza con previas perforaciones que me dejen ver el paso que doy y el suelo que piso. (Aparte de la pena por semejante planchado me evito otro, el de caer obsenamente en mi sitio de trabajo) Y así, sin más, bolsa de papel con dos hoscos huecos en la cara, salir triunfante hacia la luz, afuera sólo correr al coche de mi amiga y respirar aliviada. Este paso se repetiría del coche a su casa, de la casa al coche y del coche a la oficina. Con el contratiempo lógico de que, si hay algún miembro de su clan familiar, sería un tanto incómodo conversar con una encapuchada como yo.

2.-Ésta me pareció una alternativa más viable, en tanto 'rodo' pueda, con todo su poderío de progesterona, levantarme. Yo, me esconderé en la caja de periódicos y 'rodo' entrará caracterizada como 'la persona de la recicladora que viene por los periódicos viejos' y me trasladará hacia el coche. De ahí, conque me pase mi plato de yakimeshi con tampico al interior de la caja, todo marchará bien para mi lastimada humanidad.

La conclusión de hoy es que ya quiero que sea mañana y la semana que viene. Pues la seudoestilista comentó al aire: el 'efecto' tarda dos meses. Cosa que en ese instante me pareció adecuada, debido al monto total de la transacción. Pero ahora, quisiera convertirme en tubérculo y literalmente, esperar allá abajo, con la tierra hasta las cejas y esperar que éstas broten, como mágicas papas listas para la siguiente cosecha.